Hace un par de días ha llegado a nosotros la terrible noticia de un ser despreciable que hace gala de su malas entrañas torturando a un perrito y colgando el vídeo en la red.
No es momento de entrar en por qué esa "¿persona?" es como es. Seguramente nunca le contaron cuentos de animales de pequeño, seguramente nunca percibió la nobleza de un perro, seguramente nunca habitó en su ser algo parecido a un sentimiento de cariño o de amor, seguramente...
Hace mucho leí este precioso poema (de Manuel Benítez Carrasco) que me llegó al alma y hoy creo que es momento de hacéroslo llegar.
Porque se puede querer a "tu perrito" tanto como para sentirlo de tu familia. ¿A que sí?