martes, 14 de enero de 2014

Arroyo, arroyito.

Salpicando mis mejillas agua de arroyo cristalino donde se ve reflejada una majestuosa encina abrazada por altas, bellas y verdes hierbas que brillan relucientes con el agua salpicada.



Más  allá, unas rocas que ejercen resistencia contra la corriente, blanca espuma es la que crea al chocar contra ellas.
Mientras, una fina capa de musgo sale volando arrastrada por el agua. Una arboleda le sigue a estas rocas provocando una sombra acogedora.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por subir este texto Manoli.
    Chicos, a disfrutar y aprovechar a esta magnífica profesora.

    Juan Arroyo M.

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